Como si no fuera suficiente tener a multimillonarios desplazándose en sus aviones privados para darnos lecciones sobre el cambio climático, o funcionarios no elegidos hablando de los valores de la democracia, ahora hemos entrado en la fase “la guerra es la paz” del programa global de lavado de cerebro
Un evento que reúne a los líderes políticos e industriales durante cinco días en un apartado centro turístico en Suiza no suele ser algo que inspire una visión optimista del mundo, pero parece que este año el Foro Económico Mundial de Davos ha superado todos los límites en su sombría visión del futuro.
A estas alturas, ya no parece un disparate dar por sentado que estos interminables debates consisten en un intento por lograr paralizar las mentes de sus espectadores, con la esperanza de que un público anestesiado no sea capaz de entender el carácter hipócrita y abiertamente peligroso de algunos discursos.
Como si no fuera suficiente tener a multimillonarios desplazándose en sus aviones privados para darnos lecciones sobre el cambio climático, o funcionarios no elegidos hablando de los valores de la democracia, ahora hemos entrado en la fase “la guerra es la paz” del programa global de lavado de cerebro.
Por si quedaba todavía alguna duda de que los líderes occidentales quieren que la guerra en Ucrania siga su curso sin posibilidad de ponerle fin a la vista, ahora se ha convertido en un hecho de público conocimiento. Las élites occidentales lo suelen lograr a la perfección desarrollando un conflicto eterno como medida para conseguir la paz.
Perpetuación del conflicto
Las opiniones de la primera ministra finesa Sanna Marin son un ejemplo de este sentimiento. Cree que se debería seguir indefinidamente invirtiendo en este conflicto para ayudar a que Ucrania “gane” la guerra, es decir que exige la perpetuación del conflicto que provoca un sufrimiento inconmensurable a los ucranianos.
“No sabemos cuándo se acabará la guerra, pero tenemos que asegurarnos de que los ucranianos ganen. No pienso que podamos elegir otra cosa. Si Rusia ganara la guerra, sólo seguiríamos asistiendo durante décadas a este tipo de comportamiento”, afirmó Marin.
“Pienso que hay otros países que vigilan de cerca lo que está ocurriendo ahora en Ucrania. Y si ganara Rusia, el mensaje sería la reafirmación de que se puede invadir y atacar otro país y beneficiarse de ello”, añadió.
Finnish PM Sanna Marin tells the #WEF2023 in Davos that Ukrainians must “win” the war.
What she means is the perpetuation of a conflict that causes immeasurable suffering to Ukrainians. Only one thing can prevent that: a diplomatic solution that immediately stops the bloodshed. pic.twitter.com/cR7RFquHsY
— DiEM25 (@DiEM_25) January 18, 2023
¿OTAN u Orwell? “Las armas son el camino hacia la paz”
Si las palabras de Marin parecen contraproducentes, los comentarios del secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg parecen sacadas directamente de alguna novela distópica.
La más famosa, “1984” de George Orwell, narraba la subversión de la realidad por un partido autoritario usando lemas contradictorios que el público acababa creyendo después de repetirlos suficientemente.
Los tres lemas eran “la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, y la ignorancia es la fuerza”. Da la impresión que Stoltenberg ha alcanzado el primer nivel al proponer “más apoyo militar” como el “único camino” hacia una “solución pacífica” en Ucrania.
“Si queremos una solución pacífica negociada para la guerra en Ucrania, necesitamos ofrecer apoyo militar a Ucrania. Es la única manera”, dijo durante un debate.
“Las armas son el camino hacia la paz, y puede parecer una paradoja, pero la única manera de alcanzar un acuerdo negociado consiste en convencer al Presidente Putin de que no ganará sobre el campo de batalla. Tiene que sentarse a negociar”.
Este tipo de discurso sólo beneficia a la industria armamentística que sigue cosechando las ganancias de otro horrible conflicto.
Sin embargo, la situación no puede seguir así para las personas que sufren sus consecuencias, tanto en Ucrania por los resultados directos de la guerra, como en el resto de Europa indirectamente a través del alza en el coste de vida y la crisis energética.
Sólo una solución diplomática genuina que detenga inmediatamente la matanza puede impedir más derramamiento de sangre.
DiEM25 nunca falló a la hora de encarar esta situación complicada, y esta es nuestra propuesta para poner un punto final a esta horrible guerra.
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