DiEM25 nació como un proyecto con un objetivo: democratizar Europa. Pero no habrá tal democracia sin una real igualdad de género. La política es y ha sido profundamente patriarcal. Vivimos en un mundo donde no sólo las decisiones son tomadas por unos pocos, sino que esos pocos, son en su mayoría hombres. Donde las mujeres somos relegadas únicamente a discutir las cuestiones de género, donde nuestra voz no suele ser tenida en cuenta en decisiones políticas y económicas. Las mujeres hemos dado importantes pasos para que nuestros derechos sean reconocidos, para participar y hacer escuchar nuestra voz, pero seguimos estando relegadas por un mundo que busca invisibilizarnos y marginarnos. Necesitamos avanzar en democratizar la participación política tanto dentro como fuera de las instituciones. Necesitamos que cada vez más mujeres nos sumemos para transformar la política, para despatriarcalizarla.
Luchamos por una Europa igualitaria. Pero no habrá igualdad si no rompemos los techos de cristal que se han construido para contenernos a las mujeres, para que no accedamos a puestos de responsabilidad, relegándonos a trabajos peores remunerados y sin garantías. Necesitamos trabajar para construir ámbitos laborales con una mayor igualdad de género, romper los techos de cristal, eliminar las brechas salariales, y terminar con la violencia y acoso en los lugares de trabajo.
Luchamos por una Europa social. Pero los derechos sociales no estarán consagrados con políticas neoliberales. Las políticas de austeridad impactan más profundamente en las mujeres, quienes sufrimos en mayor medida la precarización, los bajos salarios, y quienes más perderemos con los recortes en la seguridad social. Históricamente nos han hecho cargo de los trabajos de cuidado. Para una real igualdad entre hombres y mujeres y para que la corresponsabilidad de las tareas sea un hecho, es fundamental el rol de las políticas públicas para brindar dispositivos públicos de cuidado para niños y niñas, para los adultos mayores, y para extender las licencias de maternidad y paternidad. Es necesario que Europa avance y le ponga fin al neoliberalismo y a la austeridad.
Luchamos por una Europa plural y abierta. Pero no habrá pluralidad si cerramos las puertas a los que necesitan refugio, si condenamos a la marginalidad a las y los migrantes que vienen a nuestras tierras. Nadie puede ya dudar que se ha producido una feminización de las migraciones, porque somos las mujeres quienes migramos para buscar formas de supervivencia para nuestras familias, o para encontrar un futuro mejor. Necesitamos una Europa más abierta y menos prejuiciosa, con más oportunidades.
Luchamos por una Europa pacifista y liberada. Pero no estaremos en paz mientras nos sigan asesinando por el mero hecho de ser mujeres, mientras sigamos sufriendo la violencia en nuestros cuerpos, en nuestros territorios. No seremos libres mientras sigamos siendo excluidas por ser mujeres racializadas, mientras sigamos siendo discriminadas por nuestras decisiones y elecciones, mientras nos estigmaticen por nuestras orientaciones sexuales. Somos mujeres diversas. Somos hetero, somos lesbianas, somos trans, somos queer…
Luchamos por una Europa internacionalista. Nuestra lucha es la misma lucha que la de todas las mujeres del mundo por sociedades más justas, más igualitarias, libres de violencias. Por eso caminamos junto a todas las mujeres del mundo en esta huelga internacional feminista, porque la transformación será feminista o no será.
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