Cientos de jóvenes y ciudadanos preocupados han salido a las calles de Yerevan, la capital de Armenia, para protestar por el nombramiento de Serj Sargsyan, el presidente saliente del país, como líder vitalicio.
El Sr. Sargsyan ha actuado como presidente durante los últimos diez años, a pesar del fraude electoral generalizado en sus dos elecciones de 2008 y 2013. Su presidencia ha sido nada menos que desastrosa para Armenia: la corrupción es galopante, la economía está en dificultades, el crecimiento se ve frenado por los préstamos externos masivos, el medio ambiente se ha visto erosionado por la minería, el poder judicial ha perdido toda apariencia de independencia y la emigración – especialmente de los jóvenes instruidos – ha alcanzado proporciones alarmantes.
Tras un referéndum fraudulento celebrado en 2015, el Sr. Sargsyan modificó la Constitución y rebajó la categoría de la presidencia, al tiempo que convirtió a la república en una república parlamentaria, con poderes reales conferidos a un primer ministro no elegido. A su característico estilo maquiavélico, ahora tiene la intención de que un parlamento que controla lo nombre a sí mismo para que pueda continuar su mal gobierno indefinidamente.
Los cientos de jóvenes armenios que protestaron ayer están haciendo lo que pueden para evitar que esto ocurra, pero sin el apoyo exterior y la solidaridad de las fuerzas progresistas en Europa, sus esfuerzos estarán condenados al fracaso y Armenia se enfrentará a muchos más años de gobierno cleptocrático, corrupción y pobreza.
En DiEM25 debemos ser solidarios con estos jóvenes que buscan un futuro en el que puedan creer, un futuro que no se construya alrededor de una élite que se sirva a sí misma y destruya a la mayoría. Sus voces deben ser escuchadas y respetadas.
Tigran es miembro de DiEM25 y vive en Chipre
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