Sean quienes sean los culpables de su destrucción, ahora toca pensar en el futuro.
La política de abastecimiento energético de Alemania por combustibles fósiles reventó finalmente junto al gasoducto Nordstream. La economía del país tiene que abstenerse de golpe del consumo de gas natural fósil, después de décadas de políticas que propiciaron que Alemania sea dependiente al 70% de las exportaciones de Rusia. Aunque Olaf Scholz y Robert Habeck intenten prorrogar la edad de la chapuza medioambiental yéndose de compras a Catar, Canadá, y Arabia Saudí, la edad de los suministros globalizados de combustibles fósiles se está acabando, y todo el mundo lo sabe ahora. ¿Entonces, cómo conseguiremos en el futuro suministros de energía seguros?
Me parece que la respuesta está en la producción socializada de energía renovable a nivel local.
Si queremos conseguir que nuestro abastecimiento energético sea seguro, hay que empezar usando las fuentes de energía de Europa, en vez de depender de proveedores dañinos en los que no se puede confiar. Las energías eólicas, solares, e hidráulicas, son producidas de manera descentralizada, por eso no pueden padecer el impacto de las crisis y de las guerras. Fuentes de energía locales y seguras nos protegen de las dependencias globales.
Después, hay que acelerar la transición de las energías fósiles hacia las renovables, porque la catástrofe climática ya ha empezado. Más rápido realizamos esta conversión, mejor podremos evitar que sus consecuencias nos desestabilicen.
Y finalmente, tenemos que dejar atrás el principio de maximización de los beneficios para el suministro de energía. En lugar de dejar a unos pocos enriquecerse a costa de la mayoría, hay que colectivizar el suministro de energía renovable producida localmente, socializarla para que beneficie directamente a los residentes y a las comunidades a quienes pertenece.
Si queremos conseguir un suministro socializado de energía local y renovable, necesitamos medidas políticas de gran alcance. Aunque dar la espalda a los principios del mercado para los suministros energéticos sea una buena medida para empezar, no basta con esto. Lo que falta es una política industrial resuelta de parte del gobierno de Alemania, que se atreva no sólo a establecer el marco, sino también a intervenir para diseñar la construcción de un suministro de energía seguro para Alemania y Europa.
Tres propuestas a propósito de cómo conseguirlo:
- Programa de aplicación inmediata para la energía eólica
La fuente de energía más importante en Alemania es el viento. Para asegurar a largo plazo su expansión y su operatividad, necesitamos una producción local de todas las partes de las turbinas. Después del cierre de la última empresa que producía rotores para los aerogeneradores en Alemania, el gobierno federal tiene que promover la reconstrucción del sector, socializándolo, para poder hacer frente a la competencia internacional. Esta producción debería cubrir todas las piezas de las turbinas que ya no se fabrican aquí, y debería estar situada lo más cerca posible de la costa en Bremen y Rostock.
- Construir una nueva Solar Valley en Sajonia-Anhalt
Nuestro segundo recurso más importante de energía es la solar, con un uso potencial masivo. Érase una vez la Solar Valley, cerca de Bitterfeld, en Sajonia-Anhalt. Varias empresas tenían su sede en la Avenida de la Luz del Sol, y existía una industria fotovoltaica Made in Germany. Por culpa de los fracasos de los últimos gobiernos federales, estas empresas desaparecieron. Hoy en día, el 90% de las placas solares vienen de Asia. Para superar esta dependencia, el gobierno federal debe promover la reconstrucción de la Solar Valley en Sajonia-Anhalt, a través de un programa de apoyo a gran escala. La adquisición de parte de la producción tiene que estar garantizada para conseguirlo, teniendo en cuenta los estándares de calidad. Añadiendo la obligación de instalar placas solares sobre todos los tejados, subvencionada por el estado, esta inversión estaría rápidamente amortizada.
- 15 000 € de subvención para formar profesionales imprescindibles
La tarea pendiente la más importante hoy en día consiste en reestructurar nuestro sistema energético, porque todos los otros sectores de la economía dependen de la seguridad del suministro de energía. Y esta reconstrucción necesita mucha mano de obra, y mucho conocimiento técnico. Por eso necesitamos incentivar más a las personas para que se formen. Para conseguirlo, necesitaríamos una prima de 15 000 € para formarse en cualquier oficio cualificado para el suministro seguro de energía renovable. Este incentivo por formación podría consistir en dos ingresos, 5 000 € por aprobar el examen intermedio, y otros 10 000 € por aprobar el examen final.
La edad de los combustibles fósiles llegó a su fin. Los errores que cometimos tienen que ayudarnos a desarrollar un nuevo sistema de suministro seguro de energía. Que sea local en vez de global, basado en las energías renovables en vez de las fósiles, socializado en vez de capitalista. ¡Tenemos que enfrentarnos a esta nueva era de suministro energético!
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