Era ciencia ficción que podríamos intervenir en el ADN humano para curar enfermedades. Pero hoy en día, la terapia génica es una realidad. Los científicos son capaces de fabricar e inyectar una compleja maquinaria de moléculas que guían los cambios en nuestro ADN y que pueden curar casos muy específicos de ceguera, enfermedades de la sangre e incluso ciertos tipos de cáncer. Si el espectro de aplicaciones es tan estrecho, más terapias génicas están en camino. Millones de dinero de los contribuyentes fueron responsables de financiar la investigación para montar una acumulación tan impresionante de conocimiento científico en las últimas décadas y hacer realidad las aplicaciones clínicas.
Idealmente, el desarrollo de una terapia génica exitosa traería alivio a todos aquellos que sufren de la enfermedad. Pero hay un gran obstáculo que superar: el capitalismo. Las compañías farmacéuticas y de seguros luchan por los beneficios de las terapias génicas. En teoría, una sola dosis sería suficiente para una cura completa. Pero, ¿es esta una razón sensata para cobrar cientos de miles de dólares por la terapia? ¿Está alineado con nuestros valores humanos discutir sobre el precio de la terapia, en lugar de asegurarnos de que cada persona necesitada se beneficie realmente de ella?
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Aris es miembro y voluntario del movimiento DiEM25.
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