Una crítica común a los progresistas es que tan pronto como las cosas mejoran, los gobiernos de izquierdas vuelven a sus viejas costumbres «despilfarradoras» – como si el colapso financiero de 2007 hubiera sido causado por las políticas económicas redistributivas.
Hoy, esa misma crítica puede ser lanzada contra el establishment europeo de derechas: ayer mismo, estaban aterrados con el brexit o con la inminente elección de Le Pen – un resultado directo del intento del Consejo Europeo de construir Europa a espaldas de la gente, sin controles democráticos significativos. Hoy, han vuelto a sus viejas costumbres «despilfarradoras», embistiendo con más reformas «eurocráticas» por las gargantas de la gente sin una representación democrática justa.
En ningún lugar una actitud tan descuidada se ha sentido tan fuerte como en la CDU de Alemania, que parece destinada a ganar las elecciones de mañana. El secreto del éxito de la CDU es un marco europeo disfuncional: uno que favorece desproporcionalmente de Alemania tanto económica como políticamente, que castiga a los países pobres por intentar llevar a cabo políticas económicas contracíclicas, pero no hace nada para abordar el superávit comercial de Alemania. Una distorsión como esa ha permitido que Alemania atraviese, indemne, lo que ha sido una década perdida para el resto de Europa. El electorado alemán premiará a la CDU por mantener el statu quo, ignorando el daño que genera al proyecto europeo.
Ningún país se arriesga a sufrir más pérdidas ante una UE fallida que Alemania. Es hora de que los votantes alemanes se den cuenta de que un voto para la CDU es un voto para falsas recompensas cortoplacistas y una ruptura desastrosa de la UE a largo plazo.
José Luis Malaquias es miembro de DiEM25 e ingeniero físico radicado en Portugal.
¿Quieres mantenerte informado/a sobre las actividades de DiEM25? Suscríbete aquí