Apenas una semana después de que el Consejo Europeo diera la espalda a la voluntad democrática de la ciudadanía europea, presenciamos otro terrible movimiento que a la vez que confirma nuestros temores acerca de la dirección autoritaria que ha adoptado la UE, refuerza nuestra determinación de no permitirle que destruya el proyecto europeo.
Un documento filtrado por el diario francés Libération ha revelado que el presidente de la Comisión Jean-Claude Juncker ha intentado apaciguar a los políticos alemanes más conservadores ofreciéndoles reformas draconianas de la Eurozona. Estas, en resumen, supondrían la sumisión de toda el área de moneda común al mismo modelo al que se ha sometido Grecia desde su primer memorándum con la troika. Esto confirma nuestras advertencias de que Grecia ha sido usada como un «laboratorio de la austeridad» para probar y generar métodos para ser exportados al resto de la Eurozona. La propuesta de Juncker incluye:
- El rechazo al «presupuesto de la Eurozona» de Macron y, en su lugar, optar por una «línea presupuestaria» que, formando parte del presupuesto de la UE, sería dependiente de un acuerdo entre todos los 27 Estados miembros, 8 de los cuales no tienen el euro ni estarían dispuestos a compartir su dinero con aquellos que tienen el euro. Este presupuesto tampoco sería permanente, sino que tomaría la forma de ayuda, compartida en el caso de una seria crisis económica, y solo a cambio de reformas estructurales (en esencia, medidas de austeridad)
- El «presupuesto equilibrado» se convierte en un principio fundamental de la legalidad europea, limitando el «déficit estructural» de los presupuestos de los Estados miembros a un 0,5% de su PIB: esto convertiría en realidad el escenario de la «troika en París», el plan a largo plazo de Wolfgang Schäuble y la razón por la que Grecia fue transformada en un experimento neoliberal
- El Mecanismo Europeo de Estabildiad (MEDE) sería transformado en un Fondo Monetario Europeo (FME), con la habilidad de no solo imponer programas de austeridad, sino también de reestructurar (cancelar, extender periodos de repago, tipos de interés más bajos) las deudas públicas. Su intervención seguiría siendo gobernada por la norma de unanimidad de los Estados que la componen
- Al Parlamento Europeo se le otorgaría un papel consultivo en la nominación del jefe del FME y podría interrogarle tras puertas cerradas, pero no tendría poder sobre si las propuestas antes mencionadas serían implementadas. El poder permanecerá, como siempre, en los gobiernos estatales
La Comisión Europea nos dirige cada vez más lejos de la Europa unida de solidaridad y prosperidad, y más cerca de una alternativa distópica de asfixia económica, dirigida por un dogma económico del cual no solo se ha demostrado su inefectividad, sino también su nocividad a las economías y sociedades.
Ante las posibilidades cada vez más bajas de una coalición CDU-FDP, tal vez esta propuesta nunca sea presentada oficialmente. Sin embargo, estos documentos filtrados actúan como un duro recordatorio del equilibrio de poder en Europa y de lo lejos que está dispuesto a llegar el presidente de la Comisión para contentar a su familia política conservadora. La falta de responsabilidad democrática sobre estas maquinaciones debería preocupar a todo el mundo.
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Erik es el Coordinación de Comunicación Interna de DiEM25.
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