2017 Dutch Elections - Poster

Las elecciones holandesas y Europa: el “centro” político holandés se reafirma sin motivos para la complacencia

Si estas elecciones demuestran algo, es que el tácito centro político holandés se ha reafirmado. Sin embargo, y esta es una advertencia de gran importancia, sería confuso interpretarlo como una vuelta al “que todo siga como siempre”. Bajo el gobierno de coalición “de derecha gris o derecha verde”, que probablemente está por surgir, diversos cambios socioeconómicos y culturales de magnitud se ponen de manifiesto, que constituyen las transformaciones de profundidad en la escena política holandesa. Y podrían no ser exclusivos de los Países Bajos.

 
Por Godelieve van Heteren, presidenta del Movimiento Europeo en los Países Bajos y miembro de DiEM25
Las elecciones holandesas concluyeron, la gente de los Países Bajos se ha pronunciado. Tras meses de ardiente debate y campaña ferviente, el 80% del electorado holandés se dirigió a las urnas para votar. Toda Europa contemplaba, y muchos comentaristas expresaron un suspiro de alivio cuando el partido del Sr. Wilders (PVV) no se convirtió en el más grande. Enseguida, la gente empezó a exclamar que esto era “una victoria para Europa”; o, en palabras del actual primer ministro: “Un claro ‘no’ al “populismo equivocado”.
Esta podría ser una conclusión demasiado ligera.
Aún es pronto. Los resultados finales no se confirmarán hasta el próximo martes. Sería inteligente dedicar un profundo vistazo al complejo panorama de partidos políticos de los Países Bajos e intentar evaluar lo que realmente salió a la luz ayer.
Durante semanas, las encuestas indicaban unos resultados igualados entre el conservador VVD del actual primer ministro holandés, el Sr. Rutte, y el PVV del Sr. Wilders, cada cual luchando por el liderazgo, que en un país de coaliciones como los Países Bajos otorga el primer derecho a formar un gobierno de coalición. Tras el choque diplomático entre el actual gobierno de los Países Bajos y el gobierno turco por una concentración a favor del referéndum propuesto por los ministros turcos en Rotterdam la semana pasada, parecía que mucha gente se decidiera por el VVD en vez del PVV, dejando al partido del Sr. Rutte un cómodo liderazgo ayer.
Por encima de todo, una mayoría de ciudadanos holandeses ayer se decantó por los partidos de centro establecidos. Si estas elecciones demuestran algo, es que el tácito centro político holandés se ha reafirmado. Sin embargo, y esta es una advertencia de gran importancia, sería confuso interpretarlo como una vuelta al “que todo siga como siempre”. Bajo el gobierno de coalición “de derecha gris o derecha verde”, que probablemente está por surgir, diversos cambios socioeconómicos y culturales de magnitud se ponen de manifiesto, que constituyen las transformaciones de profundidad en la escena política holandesa. Y podrían no ser exclusivos de los Países Bajos.
Estos cambios ya no pueden caracterizarse en términos de opuestos tradicionales. Especialmente entre el electorado más joven, la clasificación izquierda contra derecha ya no funciona, si se observan los cambios de partido entre los votantes. Hablando en términos generales: la gente vota mucho menos colectivamente, y mucho más en base a las preocupaciones individuales actuales. Votan menos por “programas y manifiestos”, y más por cuestiones individuales y diferentes perspectivas de uno y del futuro. Sin embargo, la gente sigue decantándose por preferencias culturales más profundas, que no siempre se discuten tan explícitamente.
Lo que resultó ayer es que:

  • La gente joven ha votado en gran cantidad por partidos socioliberales como D66 (liberaldemócratas), los Verdes y un partido ecologista (Partido del Bienestar Animal PvdD). Por su orientación europea, esta elección puede ser bienvenida, puesto que todos esos partidos proponen una apertura internacional, una Europa fuerte y reformada, y políticas inspiradoras, que es lo que especialmente el joven Partido Verde ofrecía a sus partidarios. Sin embargo, muchos jóvenes que acudieron en masa a apoyar a estos partidos son de clase media, con alta educación. Queda por ver cómo el resto de jóvenes votó en realidad. Informes recientes se preocupaban sobre su conexión con la escena política, grupos específicos de jóvenes pueden haberse quedado en casa.
  • La “política identitaria” y partidos sobre cuestiones específicas que trataron sobre derechos humanos básicos (como Art. 1) han entrado en escena. DENK, un “partido identitario”, escindido del partido Laborista, centrado en los derechos de las comunidades migrantes, ha barrido los votos de algunas personas en las comunidades migrantes (2-3 escaños), que tradicionalmente habían votado Laborista. Sus preocupaciones son serias, sus ganancias también se relacionan en parte con el conflicto con el presidente turco Erdogan la semana pasada, que incomodó a muchos ciudadanos holandeses de origen turco.
  • El partido socialdemócrata holandés (PvdA) ha sufrido pérdidas dramáticas y ahora se ve reducido a ser el séptimo partido en el Parlamento. El Partido Socialista (SP) en el sexto partido y también ha perdido un escaño (contra las expectativas de las encuestas). Las pérdidas laboristas fueron especialmente drásticas en las ciudades. Los principales centros urbanos han optado por una banda por los conservadores (es decir, emprendedores, PYMEs, intereses corporativos, p. ej. Rotterdam) y por otra por D66 y los Verdes (nuevo liberalismo urbano, p. ej. Ámsterdam, Utrecht, Groningen). De este modo, los centros urbanos tradicionalmente laboristas/socialdemócratas como Ámsterdam, Rotterdam, Groningen, Utrecht, etc., se han decantado por tres partidos distintos, reduciendo a los socialdemócratas a su electorado más fiel.
  • Esto continúa una tendencia en descenso para los socialdemócratas, que lleva en marcha un tiempo, pero que había sido empañada por la inesperada victoria táctica obtenida por el partido en las elecciones de 2012. Mientas que los laboristas ya habían perdido buena parte de su vieja base (sindicatos, etc.) ante el Partido Socialista antes de las elecciones de 2012, ahora también parecen haber perdido buena parte de sus votantes urbanos liberales progresistas y de mayor educación y a muchos de los jóvenes. Un resultado bien dramático, desde luego, que les niega mucho de su poder de innovación y su base social. Buena parte de esto precisa un mayor análisis. Los comentaristas buscan la respuesta inicial a la muerte del laborismo en el “estilo gubernamental y el egocentrismo” que el partido ha adoptado, y en el hecho de que los compromisos que tuvieron que alcanzar con los conservadores a menudo fueron difíciles de explicar para sus partidarios laboristas (muchas de estas políticas fueron más cercanas a las posturas conservadoras). Es significativo, sin embargo, que el Partido Socialista tampoco se haya beneficiado de la pérdida laborista. De hecho, algunos de los votantes socialistas podrían haberse pasado al partido de Wilders, como personas que sienten que nadie se preocupa por sus intereses.
  • Las cambiantes simpatías electorales también demuestran que el sistema de partidos políticos ya no es un vehículo demasiado fuerte de posiciones ideológicas. Las personas cambian con más facilidad entre partidos. Esto refleja divisiones socioculturales y económicas más profundas, incluso dentro de los partidos actuales, que se observan en lo siguiente:
  • Las fuerzas ultraconservadoras, nacionalconservadoras y nacionalistas ahora se expanden por una parte del VVD, parte de los cristianodemócratas, el partido de Wilders PVV y Foro por la Democracia, los pequeños partidos cristianos y parte del Partido Socialista (PS). Se dividen en conservadores de centro (es decir, conservadores del VVD; parte de los cristianodemócratas y los pequeños partidos cristianos, que suman 60/150 escaños; las fuerzas populistas nacionalistas (el PVV de Wilders y Forum voor Democratie), que suman 22/150 escaños; y las viejas fuerzas del Partido Socialista que son culturalmente conservadoras (14/150).
  • Las fuerzas progresistas, democráticas liberales urbanas, verdes y ecologistas se expandan por el D66, los Verdes y PvvD y suman 38 de 150 escaños (19 más 14 más 5 escaños respectivamente). El Partido Laborista holandés se ve reducido a 9 escaños y tiene que reinventarse. No está muy claro dónde se posicionará en la oposición y a partir de qué premisas buscará su regeneración, una situación que de nuevo no es exclusiva a los Países Bajos, sino en diferentes formas también se aplica a los socialdemócratas en otros países europeos.
  • Estas elecciones holandesas han estado caracterizadas por el surgimiento de un gran abanico de nuevos partidos pequeños, muchos en representación de cuestiones específicas de identidad o raíces culturales no suficientemente atendidas por los principales partidos. El hecho de que ninguno, salvo DENK y el Foro por la Democracia (FvD), hayan logrado alcanzar el Parlamento no disminuye la importancia de esta tendencia fragmentadora.

Dadas todas estas subtramas, deberíamos ser muy precavidos a la hora de adoptar una retórica de victoria, o caer en la trampa de la nueva complacencia. Seguramente, los partidos progresistas constructivos europeos llegarán al gobierno. Y ciertamente, las fuerzas de Wilders no han conseguido el liderazgo. Por diversas razones, se han dispersado. Y sí, los partidos identitarios y de un tema específico no han logrado grandes resultados. Pero los sentimientos están ahí y representa preocupaciones reales de personas y una dura cátedra de retos sociales, que en una democracia madura no deberían ser ignorados.
En conjunto, la polarización social no ha desaparecido. La mayoría mezclada de moderados holandeses se ha reafirmado. Pero al menos el 20-30% del electorado holandés se siente atraído por las políticas nacionalistas, se siente poco atendido por las políticas establecidas y expresa miedo u oposición hacia el internacionalismo, el multiculturalismo y “Europa” como una pantalla de proyección anónima. El hecho de que muchos de los partidarios de Wilders votaron en el último minuto por los conservadores no quiere decir que sus descontentos se hayan sosegado. La gente atraída por Wilders ahora se reparte por el propio partido de Wilders (PVV), el VVD (el partido del ganador primer ministro), el recién llegado Foro por la Democracia (con 2 escaños), el CDA y otros.
La fragmentación y las desafecciones sociales continuadas suponen una inmensa carga sobre quienquiera que acabe gobernando, para tender puentes, del tipo que durante las campañas electorales nunca se construyen.
 
Artículo originalmente publicado en Europese Beweging Nederland (EBN)

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