La modificación de la constitución de Suecia ilegalizando la filtración de información potencialmente perjudicial para sus relaciones con otros países u organizaciones resulta preocupante
La solicitud de adhesión a la OTAN por parte de Suecia venía con la promesa hecha a todos nosotros, el pueblo sueco, de que no tendría consecuencia alguna sobre nuestra democracia. Nada cambiaría, no se infringiría ninguna ley, los derechos humanos no se violarían, y Suecia seguiría con su antigua tradición de potencia defensora de la paz y de la solidaridad. Es lo que nos dijeron tanto los políticos de izquierda y de derecha.
Han pasado un par de meses desde la entrega de esta candidatura, y la realidad es totalmente distinta.
Ha cambiado la constitución sueca. El 17 de noviembre, el parlamento votó a favor de modificar la constitución para “protegernos” del espionaje. Curiosamente, muchas personas recientemente fueron acusadas de espionaje, así que parece que ya era ilegal antes.
Entonces, ¿en qué consisten estas modificaciones? Pues convierten a la publicación de información que pueda perjudicar las relaciones de Suecia con otros países u organizaciones en un delito. ¿Y cómo eso nos protege? Esta pregunta la hizo uno de los periodistas más famosos de Suecia a una diputada: ella no supo qué responder.
Así que, ¿por qué ocurrió esto? ¿Es una casualidad que los dos mayores partidos sientan ahora la necesidad de “llenar un vacío legal”? ¿O hay algo más detrás de eso?
Los legisladores que votaron en contra de estas modificaciones están convencidos de que su razón de ser es convencer a otros países y potencias extranjeras de que pueden contar con Suecia para perseguir a cualquier informante o filtración potencial que pueda complicar la vida a los violadores de derechos humanos. De no ser así, no habría ninguna razón para ocultar esa información. Eso demuestra una tendencia cobarde y oportunista, de no denunciar a los autores de esas violaciones o potencias más poderosas que nosotros, aunque sean nuestros aliados.
Históricamente Suecia ha condenado las atrocidades. Pero ahora estamos dando un paso más en contra de esta tradición.
Entonces, ¿por qué resulta necesario tener una ley que criminalice las acciones que puedan “perjudicar” las relaciones de Suecia con otros países? El 16 de mayo, Suecia solicitó su adhesión a la OTAN. A partir de este momento, hemos trabajado duro para conseguir que gente como Erdogan y Orban nos permitan ser miembros del club. Erdogan quiere que le deportemos unas cuantas personas que considera terroristas. Muchas de estas personas son periodistas. Vale la pena recordar que Turquía es uno de los países del mundo con el mayor número de periodistas encarcelados.
Bajo el punto de vista de DiEM25 Estocolmo, no cabe ninguna duda de que la solicitud de Suecia de adhesión a la OTAN sirvió de catalizador para una cantidad de decisiones éticamente aberrantes o como mínimo cuestionables, y ahora ha quedado claro que los fundamentos morales del Estado Sueco están siendo pervertidos para cumplir con las necesidades y la voluntad de los países autoritarios miembros de la OTAN. Es un regalo de navidad anticipado para Erdogan. Y para los partidarios de ser miembros de la OTAN, ¿de esta manera queréis que procedamos?
¿Qué cambiará? Podemos estar seguros de que los informantes potenciales necesitarán ahora mucho más valor para animarse a publicar la información que de hecho debería estar naturalmente en nuestras manos, las del pueblo.
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