Losing hope in social fairness?

¿Estás perdiendo la fe en la justicia social?

La actual situación de Rumanía recuerda extremadamente a las «aventuras» de Pinocho en la ciudad de los timadores. El partido gobernante, tras su victoria electoral en otoño de 2016 con una prometedora agenda social, ha ido desvelando gradualmente una incompetencia flagrante y su sed de poder. Los dos infames señores del actual establishment político, el líder del Partido Socialdemócrata (¡sic!) y el primer ministro, se parecen irónicamente al zorro y al gato de la historia de Carlo Collodi. Tras abandonar a Pinocho para pagar su comida – es decir, cómo el gobierno rumano intentó enmendar el derecho penal, el pasado febrero, que prendió las mayores protestas desde la caída del comunismo – ahora intentan persuadir al «demos» de que si pretendes enterrar tu fortuna para ahorrar, se hará mucho más grande si le echas agua encima.
Ironías aparte, esto podría abrir la puerta trasera a otro desastre inminente, en este caso la derrota total de cualquier agenda social y una restauración del conservadurismo fiscal. La oposición actual, al burlarse de la incapacidad del gobierno de llevar a término ninguna de sus promesas electorales sobre reforma social, tomará medidas drásticas en materia de bienestar. «El Estado no puede despilfarrar nuestro dinero ad infinitum» se convierte en un mantra de las conversaciones comunes, por no mencionar el creciente desdén de la «sociedad civil» mayoritaria hacia aquellos que «reciben ayudas sociales». Un libro publicado en 2004, What’s the matter with Kansas? («¿Qué sucede con Kansas?»), describe de forma magistral cómo un Estado que era un «hervidero» para la izquierda estadounidense se fue haciendo arrolladoramente conservador, tanto cultural como económicamente. Presentaba en detalle ejemplar cómo era posible cambiar las cuestiones políticas en debate de la justicia social y económica al conservadurismo, mediante el uso de cuestiones culturalmente explosivas y sofismas económicos. Como el autor, Thomas Frank, coincide: «la gravedad del descontento conduce hacia una única dirección: a la derecha, a la derecha y aún más a la derecha».
 
Bogdan es miembro del DSC Bucarest, y también un humilde ingeniero que vive en Munich. Sus principales cuestiones de interés son la situación política de Europa del sureste y promocionar DiEM25 en esa zona.
 

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